Documentación de Convivencias
Convivencia 2
Jochi Muñoz
Del Domingo 29 junio al Miercoles 2 de julio de 2008
Boceto de proyecto
Precisamente en el día de hoy, jueves 3 de julio de 2008, en que escribo estas líneas, Camilo Venegas nos ofrece una información en la prensa que da cuenta del caso de la paternidad de la pintura El coloso, que aunque firmada por Goya, se tiene en tela de juicio. El articulista se pregunta: “¿Admirábamos realmente a ‘El coloso’ o a la marca ‘Goya’? ¿Nos conmovía la simbólica escena o la luciente firma de su autor? ¿Valorábamos la experiencia estética que nos producía o el precio del lienzo en el mercado?” Concluye su artículo diciendo: “El futuro de esta obra será una lección sobre los propósitos y el destino del arte, su suerte será una moraleja que ojalá alcancemos a entender.” [1]
Lo expresado por Venegas se relaciona con lo que he estado repensando desde los días previos a la llegada de la almohada: ¿Qué es arte? ¿Quién determina lo que es o no es arte? ¿En qué sitio ha de ser presentado el arte?
Naturalmente mis interrogantes no son nada nuevas. Es mucho lo que se ha hablado sobre el tema, pero, a Dios gracias, nunca se agota, por lo que podemos recurrir una y otra vez a reflexionar sobre él.
Justificación conceptual
Ya en las notas que escribiera sobre los tres días de convivencia con la almohada, se vislumbraba la ruta que habría de seguir en la realización de mi acción final. No me centro en los usos convergentes ni divergentes que se les puedan dar a la almohada, ni mucho menos la personalizo, sino que la misma se trata como lo que es, esto es, una almohada, un objeto, una cosa..., con la particularidad que esta cosa recibe el tratamiento y cuidado de una obra de arte.
Al igual que Duschamp erigía en objeto de arte un objeto industrial por el mero hecho de interrumpirle su uso cotidiano y cambiarle el nombre, la almohada del presente proyecto, que fuera una más dentro del montón de almohadas salidas de la fabrica y a las que, generalmente, se les da una función convergente en cada casa, deviene en convertirse en “la” almohada; la almohada del proyecto objetual, y por tanto, en un objeto cuyo valor se incrementa cada vez más al pasar por las manos de los diferentes artistas, por lo que queda impregnada de motivaciones y experiencias variopintas. “La” almohada nunca volverá a ser “una” almohada más.
Por igual, en esas notas resalté lo escrito por la artista venezolana Consuelo Méndez, al relatar su convivencia con el objeto de marras, durante el desarrollo del proyecto en su país. La cito una vez más: “La almohada de asco! Híjole, que malgastada y sucia está. No es para menos con los viajes que ha vivido. Me río de mí misma ante mi reacción. Creo que la voy a recubrir. [...] La pongo en diferentes lugares de la casa y le tomo fotos. Mi acción consiste en cambiarla de sitios. Paso el día pensando como restaurarla sin que pierda se historia.
Es un objeto demasiado frágil y viene de lejos. Le tomo fotos a los detalles, el sucio en la superficie, las heridas cosidas, su deformación de almohada alargada. Salgo a comprar la tela para protegerla y recubrirla. Saco la máquina de coser y juego a la costurera. [...] Esa es la tarea que me propuse con la almohada: limpiarla, renovarla.” [2]
Visualizo mi propuesta de performance como una continuación de la de Consuelo, en el sentido de que mientras ella se propuso limpiarla y renovarla, por mi parte me propuse embalarla y cuidarla. De ahí que durante mi convivencia la almohada estuvo protegida en una caja, preparada en un establecimiento especializado en ese ramo, hasta el día de la entrega a la artista que me seguía en el orden de las convivencias. Abrí la caja en su presencia, desenvolví la almohada y se la entregué.
Tal y como está estipulado en la metodología del proyecto, las acciones desarrolladas por cada artista no tendrán nombres particulares, debido a que el proyecto está concebido como un gran performance, por lo que las parte realizada por cada artista llevarán el mismo nombre, objetual.[3] Mas sin embargo, al estructurar el boceto de mi propuesta le llamé con el nombre de La almohada de Kosuth, y esto así, porque en mi pieza recurro al aspecto formal de la obra de ese artista norteamericano y a sus consideraciones conceptuales sobre la naturaleza del arte.
Descripción de la pieza
Para la noche de la acción final del 15 de julio, estarán dispuestos tres elementos en el espacio que me fue asignado: la caja (en la que estuvo la almohada durante mi convivencia), una fotografía de la caja (a tamaño real) y una fotografía de la definición que da el diccionario de la palabra caja. Estos estarán dispuestos a semejanza de la obra de Kosuth (1965), One a three chairs.
La caja que resguardó la almohada
La fotografía de la caja
La fotografía de la definición de caja
La almohada (que es el objeto común para todos los artistas)
La fotografía de la almohada
La fotografía de la definición de almohada
Unas tijeras
Plástico protector para envolver los objetos
Peanuts para la protección de los objetos dentro de la caja
Un rollo de cinta pegante transparente
Un dispensador de cinta pegante