OBJETUAL Santo Domingo (2008)
Documentación de Convivencias

Convivencia 4
Francis Taylor
Del 5 Sabado de julio al martes 8 de julio 200

Anotaciones

Desde el momento en que escucho acerca del proyecto, me sentí atraído por el mismo. La idea de acercarme con nuevas perspectivas a un objeto tan peculiar retaba mis concepciones artísticas, sobre todo, tomando en cuenta el bagaje con el que dicho objeto llegaría a mis manos.

Comencé una reflexión en torno a los usos y posibilidades del objeto, las cosas que me despierta y sugiere y, casi desde el principio, no pude dejar de pensar en un pasaje bíblico que contiene uno de los comentarios de Jesús que más toca mi corazón. Este pasaje se encuentra en los evangelios: Mateo 8: 18-20 y Lucas 9:57-58

  • 57 Yendo ellos, uno le dio en el camino: Señor, te seguiré a donde quiera que vayas.
  • 58 Y Jesús el dijo: Las zorras tienen madrigueras, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza.1

Es una cita bíblica que me causa profunda tristeza. Evidencia un Jesús desposeído, sin nada, sólo y a la intemperie. Desde que tengo memorias, veo en ese pasaje a un ser que tal vez sólo tiene una roca para reclinar su cabeza. No dispone de las comodidades a las que estoy acostumbrado a disfrutar, sin reparar en que otros no poseen esos objetos, para mi comunes y siempre acabo con el deseo de consolar a Jesús ofreciéndole una almohada.

La historia anterior está tan viva en mi espíritu que se hace imposible no relacionarlo con el proyecto “OBJETUAL”. Seguido empecé a hacer relaciones entre historia y proyecto, analizar concordancias, disonancias y posibilidades. ¿Si fuera posible ofrecer la almohada a Jesús? ¿Cómo puedo confortar a Jesús? ¿Cómo aplacar su dolor? Ante preguntas como estas y tomando en cuenta la imposibilidad de responder de forma literal y lógica, solo cabía la posibilidad de hacerlo a través de un acto simbólico que calme en mi el dolor y la culpa que generan esas palabras. Entonces recordé otro pasaje bíblico que relaciona a Jesús con la humanidad en todas las épocas de una manera que facilitaría subsanar la soledad y tristeza del Maestro: Mateo25: 31-46

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1Lucas 9: 57-58

Este peculiar pasaje, nos enseña que ayudar al prójimo en sus necesidades es como si lo hiciéramos al mismo Hijo del Hombre. Ya estaba resuelta la ecuación. La forma de ayudar a Jesús, solo es posible si lo hago a través de mis congéneres en condiciones menos favorecidas. Ahora solo necesitaba encontrar personas, que como Jesús, no tienen donde recostar su cabeza. ¡Creo que lo tengo! Aquel que vive en las calles. Los indigentes de todas las ciudades.

Una vez establecida la relación de pasajes bíblicos y analizados sus conexiones, se hizo más sencillo llegar a un punto de partida. La almohada debe ser compartida con los indigentes, con los que duermen en la calle. Eso implica tener que salir a las calles y prestar la almohada, el problema es ¿cómo? ¿donde? ¿a quienes? ¿Cómo, de realizarse tal préstamo, esta acción bastaría?

En un primer momento pensé en montar una casa de campaña en la calle, a la que invitaría a pasar la noche a algún indigente junto a la almohada y que a cambio me contará alguna historia personal. Luego desestimé la casa de campaña. Ahora iría a la calle negándole visibilidad a mi propuesta y convirtiéndola en anónima. En este punto me encuentro ahora. Pero mientras escribo me percaté de una falta grave. Si lo que deseo es amortiguar el dolor de Jesús, no es justo pedirles nada a cambio a los usuarios de la almohada. La acción no debe contemplar esperar retribuciones de ningún tipo. La almohada no es de alquiler. Si pido algo a cambio de su uso estaría vendiéndole el descanso al Maestro. ¿Pero entonces que debo hacer? Pues creo que solo queda documentar a los “Pequeños de Dios” descansando con la almohada.


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